Archive for 11 de diciembre de 2009

Vuelva usted mañana

diciembre 11, 2009

10 de Diciembre de 2009

La mañana ha empezado genial, tanto que la cosa sólo ha podido ir a peor.

La buena noticia es que tras varias conversaciones con la empresa en la que quiero hacer prácticas, me han citado para entrevistarme el viernes que viene, así que yo feliz.

El resto de la mañana la he pasado en Roseland copiando archivos al Mac, y a partir de ahí la cosa se ha torcido.

He ido a comer a Indira esperando ver a mis compañeros, pero como tenían el último examen, nadie come.

Viendo que no iba a comer acompañada he cruzado a la piscina, pero estaba cerrada por mantenimiento.

En este momento, y un poco picada con quien no se ha dignado a almorzar conmigo, considero encerrarme en casa y descansar, pero como tenía cosas que hacer, decido seguir ruta.

Primera parada: University of Pune. Tercer viaje que hago a por el certificado que necesito ahora. Relaciones Internacionales está cerrado.

Segunda parada: MG Road. Tenía que recoger las gafas, pero he llegado 3 horas antes de que abriesen, así que decido hacer tiempo terminando con mis compras navideñas. Y ya de paso como algo.

Por fin abren la óptica, y cuando voy a pagar… Überaschung! La máquina no lee mi tarjeta. Segunda tarjeta, nada. Tercera tarjeta, más de lo mismo. Muy extraño porque en todas las otras tiendas han funcionado. Y yo sin cash. Y el de la óptica venga a pasarlas una y otra vez hasta que se han bloqueado. Así que salgo a buscar un cajero, pero a todos les pasa algo así que es imposible. Llamo a mi “asesora financiera” para que resuelva el problema con una de las tarjetas, y cuando me llama a decir que ya debería funcionar, cojo la pinkie, que estaba de camino, y paro en la óptica para pagar y volver a casa.

Treinta segundos después entra un chico en la óptica; “Señorita, se están llevando su moto!”

Yo salgo corriendo a la puerta para observar con cara de horror cómo un camión aceleraba con mi pinkie en el remolque. Entro en shock. Sin tarjetas, con 250 rupias encima, sin gafas, sin piscina, sin certificado y sin moto.

Menos mal que los indios siempre están dispuestos a ayudar. Y que yo he dejado de lado mi autosuficiencia y he aprendido a pedir ayuda cuando la necesito. Así que Vishal, testigo de mi desgracia, al ver mi cara de por-favor-no-me-dejes-sola-que-me-echo-a-llorar, me sube con otro amigo más en un rickshaw (es irónico que aunque los odie siempre están ahí en caso de emergencia, previo pago de su importe) y los tres enfilamos a la comisaría dónde llevan las motos confiscadas.

Yo, para rematar el día, me había dejado los papeles de la moto en casa, porque estoy harta de cargarlos de un lado para otro y no necesitarlos jamás. No me sé el número de matrícula. Y añado el detalle de que no tengo carnet de conducir. Con lo que, viendo el pampaneo, mis nuevos amigos me dicen que ellos lo solucionan y que yo no abra la boca.

A los 5 minutos llega el camión cargado de motos. Empieza la conversación en hindi. El policía pide 200. Vale, eso está hecho. Le doy la pasta y pide el carnet. Juas! Así que mis amigos lo llevan detrás del camión, como si fuésemos traficantes, y siguen las negociaciones. Han tenido que pagar otras 200 por no tener carnet, y se lo agradeceré eternamente. Así que si, ya he dado el siguiente paso en mi adaptación a las costumbres locales; sobornar a la policía.

Tercera parada: Vuelvo a Roseland, pasando por la gasolinera, porque a todo esto, a punto he estado de quedarme tirada. Recojo el Mac, el ambiente se corta con cuchillo, y en ese momento llama Prasad (que si os acordáis, es aquel chico al que le di plantón una y otra vez).

Y yo lo he visto más claro que el agua. Con el día que llevo, o salir con él lo remata, o resulta una gran noche y me olvido de todas las contrariedades vividas en las últimas horas.

Así que, si, por fin me voy con Prasad de fiesta.